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El primer mapa de Asturias fue dibujado hace más de 10.000 años

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Jesús Manuel Fernández Malvárez tenía sólo 17 años cuando en la primavera de 1968 se desplazó, junto a otros espeleólogos del grupo Torreblanca de Oviedo, hasta la cueva de Ardines (Ribadesella), conocida posteriormente como Tito Bustillo.

La exploración de la gruta no era del todo casual pues se tenía constancia de que en torno al macizo de Ardines se encontraba uno de los complejos prehistóricos más importantes del norte de la Península, aunque sí fue inesperado lo que aquellos jóvenes descubrieron.

Era, concretamente, el 11 de abril de aquel año de 1968 cuando uno de los diez miembros del grupo, Adolfo Inda Sanjuán, se quedó estupefacto al ver toda una serie de pinturas rupestres adornando una de las paredes de la cueva -en el lugar hoy conocido como Camarín de las Vulvas- que, a juicio de los expertos, se encuentra entre las cinco primeras grutas del arte paleolítico, la mejor decorada a lo largo del tiempo (entre los años 10.000 y 22.000 a. C) y uno de los espacios prehistóricos más importantes que han llegado hasta nuestros días.

Fernández Malvárez volvió a visitar la cueva dos meses después y fue, entonces, cuando le pareció ver una especie de mapa en el fondo de la misma. El elemento central de la imagen era, y es, un detalle planimétrico compuesto por dos líneas discontinuas que discurren casi paralelas desde la parte inferior de la roca al borde superior de la misma. A uno y otro lado de las dos líneas figuran grupos de manchas sensiblemente rectangulares, todas, de un característico tinte rojizo.

Aquella intuición, a la que nadie ha hecho caso durante estos 38 años, ha tenido no obstante su recompensa. Con una perseverancia digna de elogio, Jesús Manuel Fernández ha estado durante décadas tratando de descifrar el significado de aquel dibujo, en apariencia sin sentido, y hace unos meses se puso en contacto con Mario Ruiz Morales, ingeniero geógrafo del Estado y profesor de la Universidad de Granada que en un trabajo de investigación aún inédito afirma que, efectivamente, Fernández Malvárez tenía razón y que ‘se trata de una imagen cartográfica centrada en la ría de Ribadesella, un mapa prehistórico sobresaliente que puede encabezar la cronología de esa disciplina’.

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