Jacques Barrot, comisario de Transportes de la Unión Europea, propuso que la entidad considere el uso del Galileo para objetivos militares como parte de una medida para recuperar las inversiones en el proyecto.
El comentario, hecho en una reunión de ministros en Luxemburgo, fue expuesto luego de la divulgación de que el costo de desarrollo de la rede de satélites había aumentado de 1,1 a 1,5 mil millones de euros.
Vender los servicios del Galileo para fines militares, sin embargo, exigiría la aprobación de los 25 países miembros de la Unión Europea, lo que no sería una tarea fácil. En el memorando original de la creación del Galileo consta que el sistema sería "un programa civil, bajo control civil".
Para algunas autoridades europeas, Barrot estaba simplemente explicitando lo que acabaría sucediendo: los usuarios finales de los sistemas de navegación y mapeo del Galileo, ciertamente incluirían a los militares.
Según el comisario, poner el control a disposición de las fuerzas armadas europeas puede ser considerado aceptable para los países miembros. Sin embargo, dar el mismo acceso a los militares de los tres principales patrocinadores del Galileo – China, Corea del Sur e Israel – sería altamente polémico desde el punto de vista diplomático.