Colocar un instrumento científico en el espacio y lograr que funcione como se espera es un enorme desafío Decidida a redoblar su apuesta espacial lanzando un nuevo satélite en mayo de 2010, Argentina resolvió que casi la mitad del instrumental que llevará esa misión sea diseñado y construido por investigadores de la Universidad Nacional de La Plata.
El encargo de tres de los cuatro instrumentos nacionales que llevará el SAC-D ubica en cierto modo esta universidad al nivel de la Nasa y las agencias espaciales francesa e italiana, que desarrollan por su parte el resto del instrumental para la misión. Pero además constituye un valioso antecedente en un mercado que el país disputa con dos cartas a favor: alto desarrollo científico y recursos a bajo costo.
El SAC-D/ Aquarius, el cuarto satélite argentino de teleobservación, está destinado a investigar aspectos del cambio climático global. Pero además le brindará a Argentina alertas tempranas en caso de inundaciones o incendios, y datos para mejorar su explotación agrícola y pesquera, entre otras aplicaciones.
Parte de esos equipos capaces de recolectar información a 657 kilómetros de la Tierra son precisamente los que están siendo diseñados en dos laboratorios de la Facultad de Ingeniería de la UNLP. Ingenieros veteranos formados en la aeronáutica y las comunicaciones, pero también profesionales jóvenes y estudiantes, trabajan allí contrarreloj con una enorme responsabilidad sobre sus espaldas. De ellos depende en buena medida el provecho que Argentina pueda sacarle a un proyecto valuado en 280 millones de dólares.
Fuente: El Día