Mientras la inteligencia estadounidense lleva más de siete años buscando sin resultados a Osama Bin Laden, geógrafos de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA) creen tener una idea bastante aproximada de dónde se esconde el líder terrorista desde finales de 2001, y puede que haya permanecido en el mismo lugar desde entonces.
En un nuevo estudio publicado en la revista MIT International Review, estos expertos informan de que hechos simples, a disposición de cualquiera en imágenes por satélite, combinados con principios fundamentales de la geografía ubican al cerebro de los ataques del 11-S en alguna zona de tan solo tres edificaciones situadas en la ciudad de Parachinar, al noroeste de Pakistán, en una región controlada por la tribu Kurram, cerca de la frontera de Afganistán.
Los hallazgos están basados en las últimas informaciones publicadas por fuentes de la inteligencia estadouniodenses sobre el paradero del líder de Al Qaeda, que le situaban en las montañas de Tora Bora en Afganistán, en el momento de la invasión del país. Además, se tienen en cuenta dos principios utilizados en geografía para predecir la distribución de la vida salvaje, y cuyo objetivo original es delimitar zonas idóneas para su preservación natural.
En primer lugar, la teoría del deterioro por la distancia, que se basa en que a medida que alguien se aleja de un punto con una composición parecida de especies -o en este caso una específica composición de factores culturales afín a Bin Laden- la probabilidad de encontrar rastros de esa misma composición decrece exponencialmente. En segundo lugar, la teoría de la isla biogeográfica, que se basa en que zonas amplias y cercanas tienen mayor índice de migración porque podrán albergar a más especies que las más pequeñas y aisladas.
Aplicando estas teorías, los científicos trazaron círculos concéntricos alrededor de Tora Bora a partir de mapas por satélite con distancias de 10 kilómetros entre sí. Combinando ambas teorías geográficas, la de la identificación con el entrono cultural y la de la migración a una zona próxima y afín, pero de gran tamaño, el punto de mira se dirige directamente a esta remota zona de Pakistán.
La necesidad de privacidad, seguridad y posibilidad de protección ante ataques reduce a sólo tres las edificaciones en esa ciudad donde puede estar Bin Laden. Los especialistas aconsejan a las autoridades estadounidenses que pongan bajo vigilancia esos edificios, pero que no los bombardeen.
Fuente: La Vanguardia