No sucede todos los días que un viajero mire casualmente por la ventanilla de su avión y descubra las ruinas de una antigua civilización.
"Me dije ‘guau, ¿qué estoy viendo?’", asegura Alceu Ranzi, un geógrafo y paleontólogo de la Universidad federal del estado brasileño de Acre. "Esto no es natural".
Lo que vio aquella tarde de 1999 fue un gigantesco círculo excavado con precisión geométrica en la tierra. Apenas visible desde el suelo, la marca sólo emergió cuando los ganaderos limpiaron una zona del bosque. Las enormes estructuras sugerían que el área podía haber sido el hogar de mucha más gente de lo que cualquier hubiera creído hasta entonces.
"Es algo nuevo que nadie se esperaba", explica Ranzi. "Nadie esperaba que un descubrimiento de este nivel pudiera tener lugar en aquella región".
Ranzi reclutó un equipo de arqueólogos de Brasil y Finlandia y comenzó a buscar más de estos trabajos en la tierra, que él llama "geoglifos".
Su trabajo sobre el terreno en este estado fronterizo de Brasil ha recibido recientemente un impulso inesperado desde el espacio. Nuevas imágenes de Google Earth de este año han revelado incluso más formaciones. Los científicos dicen ahora que han contado 300 contornos gigantes – círculos, cuadrados, rectángulos – esparcidos a lo largo de más de 10.000 kilómetros cuadrados.
Ranzi asegura que la talla y amplitud de su descubrimiento revela que, hace alrededor de 1.000 años, la región era el hogar de una sociedad grande y compleja. El hallazgo ha sido acompañado de un rápido y creciente cuerpo de evidencias arqueológicas que sugieren que el Amazonas – que se creía virgen e inexplorado en la Antigüedad – fue el hogar de civilizaciones que podrían haber rivalizado con las antiguas civilizaciones de Occidente.
"Podría ser algo tan importante como un desconocido Imperio Romano, o una Mesopotamia sin descubrir", afirma Ranzi. "Ha estado completamente cubierto por la selva durante seis o diez siglos y ahora está reapareciendo".
Pero probar esto, asegura, llevará muchas más décadas de trabajo. Los científicos sólo están empezando a documentar las dimensiones y el alcance de las antiguas sociedad de la Amazonía, una región que tendría el tamaño aproximado de Estados Unidos. Años después de ver su primer geoglifo, Ranzi considera que apenas está empezando a entender cuál era el propósito de estas formaciones.
Los glifos son siluetas geométricamente perfectas, normalmente del tamaño de dos o tres campos de fútbol trazadas en la tierra con grandes surcos de unos 10 metros de ancho y 3 metros de profundidad. Los restos acumulados a lo largo de los surcos han creado bancos de arena de 50 centímetros a un metro de altura.
Su origen puede remontarse a unos 850-1.000 años hacia atrás, asegura Ranzi. Hasta el momento los científicos han encontrado pocas evidencias de que los humanos habitaran dentro de las figuras, lo que les hace sospechar que eran usados para ceremonias y se mantenían limpios.
Y, basándose en la tremenda cantidad de energía humana que debía haber llevado cavar para formar las marcas, los investigadores estiman que al menos 90.000 personas podrían haber vivido entre los 300 glifos identificados hasta el momento. En este punto, los científicos solo han tenido la oportunidad de explorar la parte deforestada, por lo que sospechan que apenas han documentado más que una décima parte de los geoglifos que pueden existir.
Puedes ver más fotografías aéreas de los geoglifos en GlobalPost.
Fuente: LaInformacion
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