El proyecto SAMHU (“Sensor aerotransportado para medir la humedad”) ha nacido de la iniciativa de un consorcio catalán formato por Mier Comunicaciones, Gutmar, la Universidad Politécnica de Cataluña y el Centro de Tecnología Aeroespacial (CTAE), miembro de la red TECNIO. El aparato, que se instalará en aviones, contiene un sensor que capta el nivel de humedad del suelo, el contenido de agua en la vegetación y, a diferencia de otros dispositivos, facilita datos a nivel local y regional. La información que recoge es muy útil para estudiar el cambio climático, planificar cosechas y obtener niveles del riesgo de inundaciones, entre otros.
Un nuevo sensor, desarrollado íntegramente en Cataluña con la participación a nivel tecnológico del CTAE, Centro de Tecnología Aeroespacial, miembro de la red TECNIO de centros tecnológicos, permitirá medir con más precisión el nivel de humedad en el terreno y el contenido de agua en la vegetación, dos factores clave a la hora de poder realizar previsiones meteorológicas y calcular el grado de riesgo de incendio en una zona concreta, a la vez que facilitan datos muy preciados para el estudio del cambio climático.
SAMHU (“Sensor aerotransportado para medir la humedad”) es el nombre que recibe este proyecto que ha sido posible gracias a la iniciativa de un consorcio de empresas catalanas, el cual, además del CTAE, está formado por Mier Comunicaciones, con más de 50 años de experiencia en la fabricación de productos electrónicos de alta tecnología; Gutmar, dedicada al diseño y fabricación de conjuntos mecánicos e hidráulicos por el sector aeronáutico y el grupo de investigación en Ingeniería Electromagnética y Fotónica (EEF) de la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC). La iniciativa ha contado con el apoyo de ACC1Ó, la agencia de soporte a la competitividad de la empresa catalana, adscrita al Departamento de Innovación, Universidades y Empresa de la Generalitat de Cataluña, a través del programa de Núcleos Tecnológicos.
El sensor ha sido diseñado con el objetivo de poder ser colocado en aviones a un kilómetro de altitud y está basado en una tecnología puntera y avanzada que, a partir de la incorporación de uno radiómetro de apertura real, hará posible obtener datos con una alta resolución de entre 200 y 300 m. El aparato supone una innovación en la obtención de información sobre la humedad del suelo ya que dará datos a escala local y regional, un paso más con respecto a otros sensores que actúan a escala global. El grado de detalle de la información hará posible crear mapas de riesgo de inundaciones, un proceso natural en el que los niveles de cantidad de agua almacenada en una zona no saturada hacen aumentar las probabilidades de que se produzca.
Este proyecto de bien seguro se convertirá en una herramienta de gran utilidad para entidades que trabajan con sistemas cartográficos y de tratamiento de información del suelo. Y es que SAMHU permitirá prevenir y combatir incendios dado que uno de los factores que determinan el riesgo de una zona a sufrirlos es el nivel de humedad que detecta el sensor. Este aparato tiene además aplicaciones directas en los cultivos: facilitará la planificación de las cosechas y el desarrollo de modelos hidrológicos.
El equipo de trabajo del Centro de Tecnología Aeroespacial define el proyecto como “una gran obra de ingeniería multidisciplinar: mecánica, electrónica, radiofrecuencia y software, combinadas para crear un prototipo con éxito”. En su caso, el CTAE ha sido la entidad responsable del diseño del software del receptor, en colaboración con la UPC. “Además de los retos técnicos que planteaba la iniciativa, ha sido mucho motivador trabajar en un proyecto de aplicación real e inmediata: la información generada por el sistema permitirá un control más estricto del medio ambiente y estudios de los efectos del cambio climático sobre la agricultura, por ejemplo", asegura el equipo del Centro Tecnológico de la red TECNIO que ha trabajado en el desarrollo de SAMHU.
El sensor aerotransportable, que estará disponible para su uso comercial a mediados de 2011, ha contado con un presupuesto global de cerca de 2 millones de euros, el 30% del cual se trata de una cofinanciación de ACC1Ó y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Fuente: ECOticias
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