Astrium seleccionada por la Agencia Espacial Europea (ESA) como contratista principal para la misión Swarm, está acometiendo actualmente comprobaciones funcionales más extensas en los satélites. Está previsto que los preparativos del lanzamiento se inicien en mayo, cuando los tres satélites serán transportados hasta Rusia. Estos satélites se lanzarán simultáneamente desde el Cosmódromo de Plesetsk (a unos 800 kilómetros al noreste de Moscú) con un único vehículo lanzador Rockot.
Los científicos esperan que los tres satélites Swarm, idénticos entre sí, logren la recogida de datos del campo geomagnético más precisa hasta la fecha y registrarán todo cambio que acontezca en él. Se podría decir que Swarm va a seguir los pasos de la novela de Julio Verne “Viaje al centro de la Tierra”. Hoy día, sin embargo, ya no resultará necesario cavar túneles ni hacer agujeros para observar más minuciosamente la composición del interior de la Tierra.
Gracias al desarrollo de la teledetección por satélite, Swarm puede lograr su objetivo estando en órbita. Los campos gravitatorio y magnético de la Tierra ofrecen una perspectiva íntima de sus mecanismos internos. A partir de las variaciones que experimentan dichos campos en diferentes momentos y lugares, los científicos pueden extraer conclusiones acerca de los procesos dinámicos que se producen bajo la superficie del planeta.
Las lecturas muy exactas de alta resolución de la fuerza, la orientación y las fluctuaciones del campo geomagnético terrestre, complementadas con los datos de navegación y velocidad de gran precisión y las mediciones de la intensidad del campo eléctrico, proporcionarán los datos de observación necesarios para distinguir entre las diversas fuentes del campo magnético y explicarlas mediante la elaboración de modelos.
La observación de tales aspectos desde el espacio exterior ofrece una singular oportunidad para evaluar más detenidamente la composición del interior de nuestro planeta y los procesos allí en marcha. La misión hará posible que los científicos analicen la influencia del Sol en la Tierra. Asimismo, se espera que las mejoras en nuestro conocimiento del campo geomagnético aporten beneficios de carácter práctico, tales como una navegación más precisa para buques y aeronaves, el descubrimiento y acceso de nuevos recursos naturales bajo la superficie terrestre, un mejor entendimiento de la repercusión del Sol en los ciclos meteorológicos terrestres y alertas en tiempo y hora acerca de la radiación nociva.
Los satélites serán puestos en órbita polar a una altitud de 490 kilómetros. Tras cuatro años, dos de los satélites serán desviados a una órbita más baja, girando en torno a la Tierra en tándem a una altura de 300 kilómetros. Para entonces se alterará el rumbo del tercer satélite, de órbita más alta, para cruzarse en un ángulo de 90 grados con la trayectoria de los dos satélites de órbita inferior.