Los satélites Gravity Recovery and Climate Experiment, GRACE, han realizado durante la última década precisas mediciones del campo gravitacional de la Tierra al moverse en la misma órbita que el planeta. GRACE ha revolucionado diversos campos científicos y proporcionado valiosos datos sobre lo que pasa con el agua y hielo de la Tierra.
Lanzados el 17 de marzo de 2002, los satélites gemelos GRACE se han mantenido a unos 500 kilómetros sobre el planeta, separados entre ellos por unos 200 kilómetros de distancia. Los satélites trabajan mediante el uso de un sistema de microondas que mide las diferencias en su separación a un nivel tan pequeño como la centésima parte del grosor de un cabello humano. Gracias al uso de un GPS de alta calidad, transmiten las variaciones en su separación junto con su ubicación de forma directa a las estaciones de monitoreo en la Tierra.
Sus observaciones han dado una visión sin precedentes de las condiciones en la gravedad local. GRACE incluso puede detectar las diferencias en aguas subterráneas con una precisión sorprendente, además de mejorar la precisión en el geoide (un modelo del campo gravitatorio del planeta) entre 10 a 100 veces. Las mediciones de la presión en el fondo del océano sorprendieron a los oceanógrafos, con GRACE incluso haciendo perfiles del vapor de agua contenido en la atmósfera terrestre.
Aunque los satélites se diseñaron en un principio para proporcionar una resolución de la superficie de la Tierra de unos 400 kilómetros, los científicos lograron mejorar eso hasta los 322 kilómetros. Los datos de GRACE han sido tan valiosos que el proyecto original de cinco años se extendió a todo el tiempo que los gemelos aguanten.
Los satélites GRACE fueron los que determinaron que la perdida de hielo de las cordilleras asiáticas era sólo de 4.000 millones de toneladas al año, en contraste con los 50.000 millones de toneladas que mediciones terrestres estimaban. Una investigación de ocho años, que uso a GRACE y fue publicada por la revista Nature, concluyó que la perdida de hielo en la Antártica se aceleraba.
Mapear agua a gran escala permite a los hidrólogos conectar pequeños procesos con aquellos más grandes. Un ejemplo de esto es la separación de la cuenca del Amazonas de las cuencas situadas más al norte.
Los satélites GRACE han cambiado la forma en que miramos el agua, han mostrado los cambios en la atmósfera de la Tierra y entregado datos concretos sobre las tasas de derretimiento del hielo casi la totalidad del globo. Su éxito ha sido tal, que se ha enviado una misión similar a la Luna. A pesar de que no hay GPS en nuestro satélite natural, la misión GRAIL (Gravity Recovery and Interior Laboratory) ha empezado a enviar datos a los científicos a cargo del proyecto.
Fuente: Mapping Interactivo