Investigadores del Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM concluyeron el Atlas agroclimático de la República Mexicana que, a través de 22 mapas, reúnen las variaciones de temperatura y precipitación pluvial que ha tenido México en los últimos veinte años y las cuales han sido factores claves para el crecimiento natural de la flora y la producción de cultivos alimenticios en el país.
“Estas cartas demuestran la distribución de los principales factores que impiden la vegetación natural, así como los indicadores técnicos que afectan el crecimiento y desarrollo de los cultivos y los posibles escenarios del campo ante el cambio climático”, indicó Juan Carlos Gómez Rojas, investigador y coordinador de la publicación presentada en la FFyL.
Algunos de los datos que plantea este atlas es que si hacia el 2040 hay un aumento de dos grados centígrados en la temperatura y del 30% en precipitaciones pluviales, ocasionaría que los climas secos cubrieran 52% de la superficie natural del país, los climas tropicales 33% y los climas templados disminuirían a 12.6% de extensión.
“La República Mexicana cuenta con climas secos, tropicales y templados. Por su ubicación geográfica, predominan los climas secos en aproximadamente el 50% del país, el tropical en el 30% y el templado en cerca del 20% del territorio” detalló el investigador.
El objetivo de los 22 mapas agroclimáticos hechos con datos de 400 estaciones meteorológicas, dijo, es plasmar el comportamiento de la temperatura, radiación solar, hidroclima y posibles riesgos en sus puntos máximos, mínimos y óptimos para observar el crecimiento de vegetales, plantas cultivadas e incluso especies ganaderas a nivel nacional.
Durante la presentación del atlas, la investigadora María Engracia Hernández señaló que el clima, al igual que el suelo, es un recurso natural necesario para la agricultura y para la producción de alimentos, por ello, la creación de este nuevo material geográfico resulta indispensable para la planeación agrícola y la identificación de riesgos.
“El desarrollo de la sociedad depende de la forma de administrar los recursos del territorio, de su capacidad de caracterizar y relacionar procesos ambientales con sistemas ecológicos, agrícolas y urbanos. La posibilidad de satisfacer la necesidad de alimento requiere de una planificación que involucra el conocimiento del clima y la producción de cultivos para hacer un uso mas eficiente de energía y garantizar actividades con menor riesgo”, apuntó.
Al respecto, el atlas presenta dos mapas sobre la distribución del maíz y café. Sobre el primero detalla que en el país existen 36 variedades criollas, concentradas en su mayoría en Chiapas. En cuanto al café, destaca su concentración en 11 estados, divididas en ocho regiones, siendo Chiapas el estado que concentra 33% del volumen de su producción.
Otros mapas que contiene esta publicación son: sumatoria anual de temperaturas, unidades de calor anuales, horas-frío, fotoperiodos, radiación global anual, precipitación y distritos agroclimáticos, por mencionar algunos.
Entre los datos relevantes que aportan se encuentran los valores sobre el fotoperíodo ya que indican que el reloj biológico de las plantas oscila entre las 09:33 y las 14:17 horas, “lo que significa que predominan plantas a día corto, tales como el maíz, el sorgo, el frijol, el café y demás productos tropicales, sin embargo a lo largo de la historia agrícola se han adaptado plantas a día largo como el trigo, avena, cebada y frutales caducifolios como la manzana, pera y durazno”.
Por último Juan Carlos Gómez Rojas resaltó que al clima se le achacan los males del agromexicano, en particular los siniestros agroclimáticos: heladas, sequías, incendios forestales, lluvias intensas, “pero concluimos que son eventos que representan alguna adversidad, más no son hechos fatales de la naturaleza, también la organización política, económica y social juegan un papel preponderante”.
Fuente: Crónica.com.mx