El Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) está desarrollando una nueva cartografía de Colombia por medio de aviones no tripulados, uno de los innovadores usos de estos artefactos originados en la esfera militar.
La cartografía moderna tiene una nueva herramienta en Colombia: los drones. Estos vehículos aéreos no tripulados, que surgieron como herramientas militares hoy sirven para tomar imágenes de la superficie terrestre para realizar los mapas del país.
Los aparatos usados para ello tienen una au-tonomía de vuelo de hasta 50 minutos, pueden elevarse a alturas desde los 200 hasta los 2.000 metros sobre la superficie y están equipados con GPS, sistema inercial para estabilizar tomas y cámara de alta resolución para obtener imágenes aéreas de entre 500 y 600 hectáreas. Una vez se logra la aerofoto a una escala determinada –previa planeación del vuelo e identificación de puntos de GPS en campo–, se descargan las imágenes, se ensamblan digitalmente las fotos con los puntos georreferenciados, se procesa la información geográfica de la imagen, se hace un estudio de calidad y se genera el llamado mapa.
“Los drones son ideales para captar fotos en sitios remotos o de difícil acceso como quebradas, caños y complejas zonas de orden público”, asegura Juan Antonio Nieto, director del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac). “La entidad utiliza cuatro drones a través de un pro-veedor. Los usamos para generar la cartografía en áreas específicas de los departamentos de Magdalena, Córdoba, Tolima, Bolívar, Sucre, Caldas, Valle, Cauca y Meta”, añade él, cuya entidad invirtió más de 1.200 millones de pesos en implementar por primera vez esta tecnología en el desarrollo de la cartografía colombiana, con un propósito especial: tener un registro catastral certero y veraz para apoyar la política de restitución de tierras a las víctimas de la guerra.
Esta nueva herramienta cartográfica permite cubrir todo el territorio nacional y tener escalas más detalladas. Actualmente, la cartografía colombiana oficial tiene una escala de 1:100.000 (un centímetro en el mapa corresponde a 1.000 metros de distancia terrestre), útil para el desarrollo de procesos de zonificación ambiental, planificación y ordenamiento del territorio en un contexto departamental e identificación de zonas de riesgo (fallas geológicas y áreas inundables).
Pero el objetivo del Igac es que en 2016 la escala sea de 1:50.000, 1:25.000 y 1:10.000 (un centímetro equivale a 500, 250 y 100 metros, respectivamente), requerida para el ordenamiento territorial a nivel municipal, la identificación de las zonas de riesgo con mayor precisión, el estudio de los usos idóneos de los suelos colombianos y las coberturas vegetales y el apoyo a procesos catastrales, entre otras funciones.
El plan prevé tener imágenes a escala 1:50.000 de zonas selváticas y parte de la Orinoquia correspondientes al 13 por ciento del territorio; a escala 1:25.000 del 75 por ciento del territorio y a escala de 1:10.000 de las áreas de mayor concentración de población y predios ubicados en espacios montañosos, que corresponden al 12 por ciento del territorio nacional.
Además de la agilidad en la captura de datos, la precisión y la resolución de las imágenes y el acceso a zonas complejas por la presencia de grupos al margen de la ley, el dron puede sortear condiciones climatológicas adversas: no se afecta por la nubosidad porque vuela por debajo de las nubes y ante corrientes fuertes de aire su sistema de aeronavegación detecta los nodos peligrosos que hacen que la aeronave se devuelva al punto de lanzamiento. En caso de extravío, envía una señal de GPS que permite su localización.
Y por supuesto, es una tecnología más ecológica: mientras que el tradicional Turbocommander 690 A, que durante 38 años ha surcado los cielos nacionales tomando fotos, necesita dos pilotos, un aerofotógrafo y 75 galones de combustible por hora de vuelo, el dron requiere dos pilas doble A por 40 minutos de vuelo y un especialista que lo ensamble, programe su ruta y lo lance al aire. Las otras dos tecnologías empleadas en la cartografía colombiana son el satélite y el radar. La primera es una herramienta valiosa pero costosa y limitada por factores climatológicos como la nubosidad; la segunda, una opción cuyo funcionamiento requiere transporte aéreo o un satélite especial, lo que también eleva los costos.
En vista de las grandes ventajas que ofrecen los drones y los resultados obtenidos en su primera implementación, ingenieros del Igac se pusieron en la tarea de construir un modelo propio: un artefacto parecido a un helicóptero con cuatro hélices que opera a control remoto y que ya ha alzado vuelo en ensayos preliminares. Simultáneamente, se estudia la posibilidad de hacer una cartografía básica y temática con este equipo, a escalas aún más pequeñas de 1:10.000. Así mismo, el instituto trabaja en el diseño y la fabricación de sensores con cámaras digitales. Se espera que las pruebas de funcionamiento de ese dron y los resultados de su uso estén consolidados en diciembre de 2015.
Las aeronaves no tripuladas se han democratizado en múltiples campos que van desde el cine y la industria del entretenimiento hasta el registro de la migración de animales, pasando por el monitoreo de desastres naturales y la búsqueda de personas. También han sido una opción para la entrega de pizzas a domicilio. Falta ver qué tanto crece su popularidad luego de que el gigante Amazon.com anunciara que está haciendo pruebas para repartir sus productos por este medio.
Fuente: Sumamente