publicidad

Científicos elaboran un nuevo mapa de las amenazas sísmicas de Brasil

publicidad

Científicos del Instituto de Astronomía, Geofísica y Ciencias Atmosféricas de la Universidad de São Paulo (IAG-USP), en colaboración con pares de las universidades Estadual Paulista (Unesp), en su campus de la localidad de Rio Claro, Federal de Rio Grande do Norte (UFRN), de Brasilia (UnB), del Observatorio Nacional y de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), de Río de Janeiro, están elaborando un nuevo mapa de las amenazas sísmicas de Brasil.

La presentación de la versión preliminar de este mapeo estuvo a cargo de Marcelo Sousa de Assumpção, docente del IAG y uno de los coordinadores de la Red Sismográfica Brasileña, durante una conferencia sobre los temblores de tierra en Brasil dictada el 19 de julio pasado durante la 69ª Reunión Anual de la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC).

Bajo el lema de “Innovación – Diversidad – Transformaciones”, este evento, que se realizó a finales de ese mes en el campus Pampulha de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), reunió a investigadores de Brasil y del exterior y a gestores del sistema nacional de ciencia y tecnología.

“Las amenazas sísmicas en Brasil son relativamente bajas en comparación con otros países de América del Sur tales como Chile y Perú, pues el país está localizado en una zona estable, de terrenos muy antiguos y en el interior de placa tectónica”, dijo Sousa de Assumpção.

“Pero Brasil también registra con cierta frecuencia temblores de baja y mediana intensidad cuyas consecuencias pueden ser drásticas dependiendo de la región en donde ocurran”, ponderó el investigador, quien lleva adelante un Proyecto Temático que  cuenta con el apoyo de la FAPESP.

Un ejemplo reciente en tal sentido, según el investigador, estuvo constituido por la serie de temblores de magnitud entre 2,01 y 2,55 que ocurrieron en la ciudad de Mariana (estado de Minas Gerais) tres días antes de que se rompiera la represa de Fundão, perteneciente a la empresa Samarco, que resultó en el mayor desastre ambiental del país.

Pese a su baja magnitud, el epicentro de uno de esos temblores, de magnitud 2,5, estuvo ubicado empero a un kilómetro de la represa, según lo consignó la propia empresa en un informe referente a las causas del accidente, elaborado por un comité internacional de expertos que revisó todos los aspectos geoctécnicos de la construcción.

Una de las conclusiones del panel de especialistas arrojó que, debido a que son pequeños, los temblores de esa magnitud no podrían causar consecuencias en estructuras bien construidas y en actividad.

“Sin embargo, la represa se encontraba en un estado frágil y los temblores se produjeron una hora antes de que la misma se rompiera”, ponderó Assumpção.

Las probabilidades de que ocurran

El mapa exhibe las áreas con mayores peligros sísmicos en Brasil. Se define al peligro sísmico como la probabilidad de se produzca un cierto nivel de vibración en el suelo causado por un temblor.

Para su elaboración, los investigadores realizaron inicialmente un mapeo de los temblores registrados en Brasil durante las últimas décadas con el objetivo de determinar el nivel de actividad sísmica de cada región del país.

Según datos de dicho mapeo, los eventos sísmicos en Brasil ocurren con mayor frecuencia en el nordeste (en los estados de Ceará y Rio Grande do Norte), en la zona norte del estado de Mato Grosso, en el noroeste de Goiás y en el área de la cuenca del Pantanal Mato-Grossense.

“Cualquier región, a decir verdad, es susceptible a los temblores de tierra. Algunas más –como Minas Gerais–, en tanto que otras lo son menos. Pero aún no sabemos precisamente por qué algunas regiones son más activas y otras menos”, dijo Assumpção.

Con base en la frecuencia y en la magnitud de estos temblores, los científicos estimaron las probabilidades de los mismos ocurran en esas zonas durante los próximos años y el nivel de vibración que causarían en el suelo en donde se encuentran emplazadas construcciones tales como viviendas, hospitales y comercios, por ejemplo, con relación a sus distancias de los epicentros.

Los temblores de magnitud 3, por ejemplo, ocurren con una frecuencia media de dos veces por mes en Brasil. En tanto, los de magnitud 4, tal como el registrado en Montes Claros (Minas Gerais) en 2012, dos veces al año. Y los de magnitud 5, como el que afectó a la ciudad de Itacarambi (Minas Gerais) en 2007, que causan daños, se producen una vez cada 50 años, según estimaron los investigadores.

“Los temblores que se produjeron antes de que se rompiera la represa de residuos de Samarco en la localidad de Mariana, por ejemplo, ocurren constantemente y sólo se sienten cuando se concretan cerca de las ciudades”, explicó Assumpção.

“Pese a ser pequeño, si un temblor de esa magnitud se produce a un kilómetro de donde está ubicada una construcción o en el medio de una ciudad, por ejemplo, la intensidad del mismo puede ser alta y ocasionar serios impactos entre la población”, afirmó.

Según el investigador, Brasil cuenta con una norma técnica de construcción antisísmica, que es la norma NBR-15421, denominada “Proyecto de Estructuras Resistentes a Sismos”, en vigor desde 2006.

Con todo, para la redacción de dicha regulación se tomó como base un mapa de registros de sismos en Brasil que está desactualizado, apuntó o investigador.

“Estimamos que Brasil tienen muchos más registros de sismos que los que aparecen retratados en el mapa en el cual se basó esa norma”, afirmó.

Las constructoras de represas hidroeléctricas tienen la obligación de realizar estudios sísmicos para desarrollar los proyectos.

En tanto, en el caso de las represas de desechos de la minería, muchas compañías del sector llevan a cabo estudios sísmicos para proyectarlas de manera tal que sean capaces de soportar temblores de gran intensidad. Pero no todas, ponderó el investigador.

“No existía una regulación que obligase a las empresas que construyen represas de desechos a realizar estudios sísmicos”, apuntó.

publicidad
Salir de la versión móvil