El 1 de Junio, la Organización Mundial de la Salud alertó que los países de América Central y del Sur se han convertido en “zonas intensas” para la transmisión del COVID-19.
Las mediciones del Instrumento de Monitoreo de Ozono a bordo del satélite Aura de la NASA indican que las restricciones en la actividad humana relacionadas con medidas de control de la pandemia han causado disminuciones de un contaminante, el dióxido de nitrógeno (NO2).
El NO2 se emite principalmente al quemar combustibles fósiles (diésel, gasolina, carbón), al conducir vehículos, y al generar electricidad. Por lo tanto, los cambios en los niveles de NO2 pueden usarse como un indicador de cambios en la actividad humana, siempre que los datos se procesen e interpreten adecuadamente.
En concreto, en Río de Janeiro, Brasil, se ha dado una reducción de aproximadamente un 36% de los niveles de NO2 respecto a años anteriores. Otras ciudades muestran disminuciones similares en el NO2: 36% en Santiago, Chile; 35% en São Paulo, Brasil; y 40% en Buenos Aires, Argentina.
Una excepción notable es Lima, Perú, que muestra una disminución del 69%. Parte de esta gran disminución puede estar asociada con variaciones climáticas naturales que pueden, por ejemplo, dispersar la contaminación del aire más rápidamente. Se requerirán análisis adicionales para cuantificar la cantidad de la disminución del NO2 en la capital de Perú asociada con la disminución en la actividad humana debida a la pandemia.
También se produjo un aumento importante en las concentraciones de NO2 en el norte de América del Sur, que probablemente esté asociado con un aumento de quemas agrícolas en 2020 respecto años anteriores.
Todas estas imágenes están archivadas en la página de noticias de calidad de aire, así como en el Estudio de Visualización Científica de la NASA. Las imágenes están disponibles gratuitamente para el público.