Las aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) han sido desarrolladas para atender las demandas de movilidad urbana. Son similares a los helicópteros, poseen motores eléctricos y aterrizan y despegan verticalmente, lo que ahorra bastante espacio en esos procesos. Existen en el mundo empresas de transporte urbano que actualmente mantienen tratativas con fabricantes de eVTOL con miras a firmar acuerdos para la oferta de esta alternativa de desplazamientos.

Uno de los principales componentes de estos vehículos lo constituyen las baterías, que aseguran el funcionamiento de sus motores eléctricos. Si bien son similares a las que se utilizan en los coches eléctricos, quienes las fabrican en el caso de los eVTOL deben contemplar otros aspectos. Uno de los principales es el peso: si bien para los automóviles existe una escasa preocupación con esta característica, para un vehículo volador es fundamental que su batería sea liviana.

Con el apoyo del Programa de Investigación Innovadora en Pequeñas Empresas (PIPE) de la FAPESP, la startup Ocellott está desarrollando un componente de alta complejidad a tal fin. “Aparte de esa especificidad con relación al peso, tenemos otros obstáculos que habrá que superar, como la necesidad de lograr una carga rápida, la extensión de la vida útil, la capacidad de potencia y otros”, comenta Rodrigo Junqueira, ingeniero de control y automatización y director de negocios de la empresa.

El ingeniero evalúa que dentro de algún tiempo podrán pedirse vehículos voladores vía aplicaciones, tal como se hace con los coches actualmente. “Es un mundo nuevo que empieza a diseñarse”, dice. “Y esto no es algo sencillo: este mercado tendrá varios retos por delante. La propia batería es uno de ellos, pues incluso las mejores tecnologías existentes en la actualidad no contemplan totalmente las necesidades.”

El objetivo de Ocellott consiste en proveerles baterías tanto a los fabricantes de eVTOL como a operadores de servicios de transporte. “El mercado de operadores sería incluso mayor que el de fabricantes”, estima Junqueira. “Cuando este componente llegue al límite de su vida operativa y deba reemplazárselo, por ejemplo, el operador deberá comprar uno nuevo. Y ése puede ser uno de los modelos de negocios.”

Dos años

La estimación del comienzo de la salida de los eVTOL al mercado apunta hacia el año 2026. “Dentro de dos años habrá vehículos de este tipo certificados”, señala. “De todos modos, existen todavía muchos aspectos que habrá que abordar. Sucede que no basta con crear las aeronaves: hay que definir dónde y cómo se las recargará, dónde aterrizarán, como será la regulación de la operación y otros. Son dificultades que habrá que superar antes de que este concepto se popularice.”

El investigador imagina que habrá probablemente vehículos disponibles en 2026, pero las operaciones de transporte tardarán un poco todavía para afianzarse. “La infraestructura necesaria es compleja y aún debe preparársela.”

La demanda referente a la producción de Ocellott empezará en el año 2026 mismo, toda vez que las aeronaves entrarán en servicio aun cuando sea en un pequeño volumen. Es probable que de entrada las necesidades se ciñan al propio fabricante y a algunos operadores iniciales, pero con el tiempo irán aumentando hasta estabilizarse. “No será una gran producción como la de una terminal de automóviles, con millones de unidades por año, pero tampoco será tan pequeña como la de aviones, que fabrica poco más de mil vehículos anualmente”, compara.

Para Junqueira, cuando crezca la masa de operadores, el mercado se expandirá exponencialmente. “Cuando se estabilice, cada fabricante de eVTOL fabricará unas mil aeronaves por mes. Y habrá también un nicho de reemplazo de productos”, recuerda. “Esto no tardará mucho: dentro de cinco años, o quizá en menos tiempo, habrá un mercado de repuestos. No es tan pronto, pero no está tan lejos.”

El desarrollo de la humanidad en el transcurso de los años demuestra que a menudo la creación de productos llevó a la creación de necesidades. Fue así con el teléfono inteligente. ¿Quién diría hace diez años que hoy en día prácticamente todas las tareas podrían ejecutarse directamente en estos dispositivos sin necesidad de contar con un ordenador?

Pese a que el mercado de transporte urbano de eVTOL aún no existe, la existencia de esta solución puede hacerlo surgir. “Ésta es la apuesta de los fabricantes. Actualmente, el mercado más parecido a éste es el de helicópteros. Pero no llega a las personas comunes. La gran diferencia radica en que el objetivo es usar los eVTOL para masificar ese acceso.”

La internacionalización

La elección del nombre de la empresa tuvo en cuenta el hecho de que la startup tiene la intención de operar en el exterior. “Ocelote en portugués es jaguatirica, que es una palabra de origen indígena”, revela Junqueira. “Cuando repensamos la marca de la empresa, buscamos elementos que la identificasen. El ocelote es un felino que tiene el tamaño ideal, y posee agilidad y adaptabilidad. Es como nuestra empresa: tiene agilidad para desarrollar tecnologías complejas en un tiempo muy corto. Además, así el nombre funciona bien en otros idiomas.”

Con nueve años actualmente, la startup cuenta con oficinas en el exterior desde hace tres años. “Tenemos dos unidades en Florida, en Estados Unidos. Asimismo, participamos en misiones internacionales. El mercado brasileño es pequeño en lo que concierne al tipo de productos que hacemos. Por eso tiene su sentido que busquemos mercados fuera del país.”

La startup fue una de las seleccionadas para ser de la partida en las misiones empresariales durante la FAPESP Week China y la FAPESP Week Italia, que tuvieron lugar en junio y al final de la primera quincena de octubre.

Ocellott compite con proveedores tradicionales de sistemas de aviones, pero éstos en su mayoría no muestran entusiasmo con relación a los eVTOL. “No están interesados en este tipo de productos todavía. Esto nos permite ubicarnos en el mercado. Asimismo, nuestra agilidad y nuestra competencia constituyen nuestra impronta.”

Esa falta de interés está relacionada con el hecho de que existe una gran demanda en el segmento de aviones tradicionales, que es un mercado consolidado, y en el sector militar. “Algunos países poseen presupuestos gigantescos en esta área. Para ellos, es un momento sumamente auspicioso para mantenerse en ella. Sobra espacio entonces para la salida de productos nuevos, en los cuales aún existen riesgos.”

La propia Ocellott opera en el segmento de productos de mando y control para las fuerzas armadas. Es decir, la empresa no fabrica exclusivamente baterías para eVTOL. “Tenemos un conjunto de proyectos y productos de aplicaciones militares.”

Las especialidades de la startup son el desarrollo y la fabricación de soluciones de electrificación y la validación de sistemas aeronáuticos y de radiofrecuencia. “Al principio ofrecíamos consultoría a fabricantes de aeronaves para ayudarlos a certificar los vehículos de acuerdo con los requisitos de compatibilidad electromagnética”, comenta. “Pero rápidamente nos quedó claro que sería importante orientar a la empresa hacia los productos.”

Con base en ello, el equipo desarrolló sistemas destinados a la aviación tradicional, que actualmente van embarcados en las plataformas existentes. “Luego creamos otros productos, tal como es el caso de las baterías de los eVTOL”, informa Junqueira. “En este escenario, la FAPESP marcó una diferencia inmensa para nosotros. Sin ese apoyo económico, no hubiésemos tenido el impulso que nos permitió avanzar a la velocidad que avanzamos.”

Fuente: Fapesp


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