Investigadores del Laboratorio Sandia, Estados Unidos, desarrollaron una nueva red de sensores que se utilizará para monitorear la integridad estructural de los aviones, antes que microfallas de material puedan poner en riesgo la aeronave y a sus pasajeros. El sistema ya fue homologado por la empresa Boeing, que comenzará a utilizarlo en sus futuros aviones.

La red de sensores que monitoreará los aviones estará constituida por sensores individuales capaces de comunicarse entre sí y con una central de control. Los sensores se instalan en los puntos de contacto entre diferentes partes del avión, sobre capas de soldadura y en cualquier otro punto pasible de falla estructural.

Cualquier alteración mecánica sufrida por el sensor se transforma en una corriente eléctrica, que es leída por la central de control.

El servidor central de la red de sensores puede tanto emitir señales de alerta en tiempo real, en el caso de fallas graves, como almacenar informaciones sobre pequeñas alteraciones. Durante los mantenimientos, los computadores de los técnicos se conectan a la red y pueden verificar gráficamente todas las anomalías.