Una nueva publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) titulada Emprendimientos de base científico-tecnológica en América Latina.

Importancia, desafíos y recomendaciones para el futuro, examina el potencial de este tipo de emprendimientos para impulsar la productividad y la innovación en la región, respondiendo a los retos de la sociedad y las empresas.

Según el estudio, sin desconocer los esfuerzos de algunos países para fomentar el emprendimiento innovador, hace falta plantear una agenda de transformación más ambiciosa, tal como viene ocurriendo en otros continentes. Las condiciones científicas, tecnológicas y empresariales están entre los principales obstáculos para la generación de más emprendimientos científicos.

“Con políticas, estrategias e inversiones clave, la región podría generar cerca de 3.000 ECT en los próximos cinco años. El resultado sería aún mayor si se profundizaran los esfuerzos de investigación y desarrollo a nivel público y privado, un camino que, de todos modos, resulta ineludible en el contexto actual de cambio tecnológico”

indicaron los autores de la publicación Pablo Angelelli, especialista en innovación del BID y Hugo Kantis, experto internacional en emprendimiento y director del Programa de Desarrollo Emprendedor de la Universidad Nacional de General Sarmiento de Argentina (Prodem)

Muchos países de la región han tendido a incrementar la inversión pública en investigación y desarrollo (I+D), pero este esfuerzo no ha sido reflejado en el surgimiento de más emprendimientos científico-tecnológicos (ECT) en la región. Las posibles explicaciones para estos déficits van desde los cuellos de botella en capital humano, capital social y financiamiento, hasta los de la regulación y la política pública.

En América Latina no existe información estadística que permita precisar la presencia, características y profundidad innovadora de estos ECT. Aun así, es posible reconocer la existencia de un importante número de empresas jóvenes tecnológicas que han crecido significativamente en las últimas dos décadas, tal como lo indica el Informe Tecnolatinas 2017 .

La publicación presenta además 8 casos de estudio que permiten caracterizar los ECT latinoamericanos. Por ejemplo, se describe el caso de una startup brasileña incubada por la Universidad de Campinas que utiliza la biometría para aplicaciones seguridad, y hoy vende al gobierno de Estados Unidos y a más de 80 países. También, se incluye a una empresa argentina creada por científicos que desarrollaron una variedad de soja resistente a la sequía, a un emprendimiento mexicano que crea bioplásticos a partir de residuos y a una empresa peruana que creó un producto para reducir emisiones de carbono en la minería, entre otros.

La pregunta central que aborda la publicación es ¿qué se puede hacer para acelerar la creación de ECT en América Latina y el Caribe? Por ello, los autores analizan las condiciones actuales para su surgimiento y desarrollo, así como describen experiencias internacionales de fomento, tanto en la región como en Alemania, España, Israel, Noruega y Suecia. Propone igualmente, a modo de recomendaciones, una serie de lineamientos de política pública que pueden ayudar a definir estrategias apropiadas según la realidad de cada país.

Este estudio busca estimular un diálogo potente en torno al desafío de impulsar los ECT, ya que su creación es fundamental para evitar que América Latina y el Caribe profundice su rezago estructural en un mundo que se está transformando vertiginosamente con el cambio tecnológico y la irrupción de nuevos modelos de innovación.