La comunidad científica ya puede acceder de forma sencilla y gratuita a los datos generados por la misión CryoSat de la ESA. Estos resultados ayudarán a comprender mejor el papel que juega el hielo en la regulación del clima en nuestro planeta.

La publicación de los datos sobre el espesor del hielo en las regiones polares de la Tierra es un importante hito para la misión CryoSat, y pone fin a la espera de la comunidad científica, que ya esperaba estos resultados en el año 2005 cuando se perdió el satélite CryoSat original tras un fallo en el lanzamiento.

Gracias a las observaciones de otros satélites, los científicos ya sabían que la extensión de la banquisa ártica está disminuyendo, pero CryoSat completará sus estudios aportando datos sobre el espesor del hielo y su variación temporal. CryoSat es capaz de medir con gran precisión el espesor tanto del hielo marino como el de las grandes capas que cubren Groenlandia y la Antártida.

Al combinar los mapas de la extensión del hielo con las medidas de su espesor, se podrá calcular la variación del volumen de hielo en la Tierra.

Tanto el satélite CryoSat-2, lanzado en abril del año pasado, como el centro de procesado de datos han demostrado estar funcionando a pleno rendimiento.

CryoSat está equipado con un sofisticado altímetro radar capaz de medir el espesor del hielo marino con una precisión de unos pocos centímetros y de detectar cambios en las grandes capas de hielo que cubren Groenlandia y la Antártida, especialmente cerca de los bordes donde se desprenden los icebergs.

Es precisamente su capacidad para detectar ínfimos cambios en estos dos tipos tan diferentes de hielo lo que hace de CryoSat una misión única. Por otra parte, la gran inclinación de su órbita le permite acercarse a los polos mucho más que cualquier otra misión.

Un aspecto fundamental para medir con precisión el espesor del hielo marino es la capacidad para diferenciar los ecos radar producidos por los estrechos canales de agua o ‘polinias’ que surcan la banquisa.

La imagen superior muestra una superposición de los datos obtenidos con CryoSat sobre una imagen radar tomada por el satélite Envisat de la ESA, donde se pueden apreciar los ecos radar de las polinias en el hielo marino.

Los primeros resultados de la misión también han demostrado que los datos de CryoSat pueden ayudar a comprender mejor cómo varía la circulación oceánica en el Ártico a medida que se retrae el hielo.

Gracias a la gran inclinación de la órbita de CryoSat, que le lleva sobre latitudes de hasta 88°, se han podido completar grandes vacíos en los mapas de la ‘topografía dinámica del océano’, que representan el nivel del mar sobre el geoide – la superficie media teórica de un océano global, en ausencia de oleaje, mareas o corrientes.

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