Muy por encima de la atmósfera de la Tierra – a unos 11.000 km de altitud – un campo de fuerza invisible protege al planeta de un peligroso bombardeo de radiación concentrada. El hallazgo, publicado el día 27, en la revista Nature, fue realizado por un grupo internacional de investigadores con base en los datos de dos satélites de la NASA.

Alrededor del Ecuador, a miles de kilómetros de la superficie de la Tierra, en la región conocida como “cinturón de Van Allen” dos anillos de radiación se forman por la interacción entre el campo magnético de la Tierra y la lluvia de partículas de alta energía que fluye constantemente desde el Sol.

En el exterior del cinturón – que fue el primer descubrimiento de la era espacial, realizado en 1958 por la sonda estadounidense Explorer 1 – una gran cantidad de electrones viaja a casi la velocidad de la luz y podría llegar a la Tierra en cuestión de minutos.

Ahora, el grupo liderado por investigadores del MIT y la Universidad de Colorado (Estados Unidos) encontró que los peligrosos electrones súper veloces, a pesar de su intensa energía, no llegan a menos de 11.000 kilómetros de la superficie de la Tierra: a las partículas las bloquea una barrera invisible e impenetrable, que parece rígida.
Según los autores del estudio, el “campo de fuerza” que protege al planeta es el fenómeno llamado “silbido plasmasférico”: ondas electromagnéticas de muy baja frecuencia en la capa más alta de la atmósfera.

Sobre la base de los cálculos realizados con datos de satélites, los investigadores creen que estas ondas desvían a los electrones, haciendo que se choquen con los átomos de gas neutro, en la atmósfera superior, y los hace desaparecer.

Para hacer el descubrimiento, los científicos utilizaron datos de los satélites gemelos de Van Allen, de la NASA, que orbitan en la agresiva región del cinturón.