El océano Ártico, donde en sus costas retozan hoy los osos polares, era, hace 55 millones de años, poco menos que una jungla que disfrutaba de un clima tropical, con una temperatura del agua de unos 24°C.

Un posterior calentamiento global, por causas aún desconocidas, llevaron al enfriamiento y glaciación del mar hasta como lo conocemos hoy. Esta es la conclusión más llamativa de una investigación llevada a cabo en aguas árticas por un equipo multinacional.

Lo cierto es que los modelos informáticos empleados no han conseguido reproducir las temperaturas alcanzadas en el Ártico, de lo que se deduce que en el estudio sobre el calentamiento no se está tomando en cuenta algún elemento que a todas luces es clave. Y estos modelos son los mismos que se utilizan para prever las consecuencias del actual calentamiento del planeta. Es decir, si los modelos subestiman la magnitud del calentamiento en el pasado, puede ocurrir lo mismo en el del futuro.