Casi la mitad de los satélites que hoy día utiliza Estados Unidos para estudiar el medioambiente dejará de funcionar en 2010, lo que producirá la pérdida de los datos que recopilan, y que se usan para estudiar el cambio climático, predecir desastres naturales y controlar la explotación agrícola a nivel global.

Según un informe del National Research Council estadounidense, la NASA y la NOAA (National Oceanic & Atmospheric Administration) deberían tener asegurados los fondos económicos para mantener los satélites actuales, las misiones previamente planeadas, así como para poder emprender un conjunto de 17 misiones nuevas entre los años 2010 y 2020.

El informe señala asimismo que la observación de la Tierra desde los satélites resulta esencial para diversas aplicaciones relacionadas con la salud humana y el bienestar de la sociedad. Estas observaciones producen información de la que parten pronósticos y modelos que la sintetizan para poder tomar decisiones de las que se obtienen beneficios sociales directos.

El informe recomienda que el gobierno estadounidense trabaje en colaboración con el sector privado, el académico, el sector público y con socios internacionales, para renovar sus inversiones en estos sistemas de observación terrestre, para que puedan recuperar su liderazgo científico mundial.